Entre los libros inéditos que el poeta Manuel Padorno dejó a su muerte, Edenia se publica ahora tal y como lo preparó su autor en el año 2000. Su escritura coincide temporalmente con la de Canción atlántica, y podría decirse que Canción buscaba lo que se entre-vé, y en cierto modo se encuentra, en Edenia: un territorio concreto pero imposible, multidimensional; es «la otra realidad», en la que todas las categorías de la percepción y del entendimiento y las coordenadas culturales y físicas habituales resultan alteradas a la vez que enlazadas en múltiples perspectivas. Edenia es un país físico e imaginario donde los objetos reales y su percepción –las estaciones del año, presente y pasado, la casa y el río, el mar y el campo– ruedan suavemente, como si pudieran ser, a un tiempo, ellos mismos y sus contrapartidas. Y no se trata de una poesía mística (a la antigua o nueva usanza), ni metafísica, ni mucho menos esotérica o bucólica; tampoco tiende hacia una dimensión trascendente.Edenia es un libro que conviene leer despacio y en voz alta, para que –gracias a la poderosa imaginación de Manuel Padorno, su rigor, precisión y fluidez expresiva, la musicalidad y resonancia de su palabra, la rei-teración, los ecos y seriaciones, los quiebros sintácticos y perceptivos– se vaya creando alrededor del lector una especie de contraandamiaje con el que gozar de este mundo audazmente concebido.