En 1949, el mismo día en el que recibió la sentencia del tribunal noruego que le juzgaba por un supuesto delito de traición a la patria, Hamsun, un anciano de ochenta y nueve años que había pasado de ser el escritor más amado de su país al más odiado, escribió la frase final del manuscrito que se convertiría en su último libro, Por senderos que la maleza oculta: «San Juan 1948. Hoy el Tribunal Supremo ha dictado sentencia, y yo acabo mi escrito». Había comenzado a escribir en mayo de 1945, el mismo día en el que él y su esposa fueron arrestados. En este libro, mezcla de ficción y autobiografía, Hamsun, internado en un primer momento en una residencia de ancianos, y más adelante en la clínica psiquiátrica a la que fue trasladado en un intento de justificar sus hechos pasados mediante la locura. Una parte fundamental de la obra es su alegato de defensa ante el Tribunal que lo juzgaba por apoyar al régimen pronazi de Quisling.