«Cuando era pequeño pensaba que la nacionalidad de una persona determinaba su trabajo. Nosotros éramos españoles, y mi padre, mi abuelo y mis tíos se dedicaban al negocio de los puros.»
En esta gran novela olvidada, Prudencio de Pereda, autor estadounidense de origen español, discípulo de Hemingway, recrea en primera persona su infancia en Brooklyn, corazón de la pequeña colonia española en la ciudad de Nueva York, allá por los años veinte.
Dos son los personajes centrales que ejercen de maestros de vida del joven narrador: el Abuelo y Agapito. Ambos son teverianos, vendedores ambulantes de habanos, aunque muy distintos. El Abuelo, perfecto caballero de tintes quijotescos, enseña al muchacho lo que es la dignidad, mientras que Agapito, pícaro embaucador y teveriano de éxito, le transmite la poderosa alegría de vivir. Las correrías de este trío encantador junto a los demás personajes de la historia hablan de un pequeño mundo que ya no existe, ajeno por completo al sueño americano.