Aférrate a que un día convertirás en literatura la mierda del desamor: una oda, aunque prosaica y paródica, a las letras y el oficio de escribir, a través de la cual no sólo te autocomplazcas y compruebes que el ejercicio de la creación es terapéutico, sino que además consigas poner a prueba tu pericia narrativa. Di con pudor: «escribir como quien se da licencia para sacarse las tripas y hacer con ellas ¿una novela?». Un día lee a Warhol y coincide con él: deberían existir cursos de belleza, amor y sexo. Búrlate de los libros de autoayuda y prométete que no escribirás uno, que procrastinar dejará de ser tu deporte favorito. Piensa en el título, acomódate en el cálido lecho de la autoficción, ordena una pizza y mientras imaginas la obra folla a discreción obligándote a no pensar en tu ex. Sonríe, piensa que así te ayudarás.
?Israel Pintor arriesga su escritura a la autoficción. Mezcla un Yo despegado, construido para efecto del texto, con un Yo inevitable y propio, expositivo. Nos muestra su navegar por el consciente y el subconsciente, por el deseo y el deber ser, por el español de España y el español de México, por su búsqueda de un lugar en el mundo. Lo que descubrimos, junto a él, de camino en su prosa que no permite la vuelta atrás, es el lugar inesperado desde dónde nos va a narrar. Esa exploración, en formas gramaticales, indagaciones psicológicas y honestidad, es la que nos revela, poco a poco, en cada texto, qué hay de novela, y qué de cuento, en este confluir de géneros, variaciones lingüísticas y técnicas literarias. Israel Pintor es un escritor que no teme ser escritor y que tiene las herramientas para erigir una voz propia.? Cristina Rascón