Si la pareja ideal existiese, Jodi y Todd serían un modelo del género. Tras más de veinte años juntos, viven en Chicago en un amplio apartamento situado en la planta 27, con unas vistas espectaculares al lago Michigan. Todd posee una pequeña empresa constructora y Jodi, psicoterapeuta, puede permitirse trabajar unas pocas horas al día recibiendo a sus pacientes en casa. El resto del tiempo se dedica a sus clases de Pilates, a cocinar platos exquisitos y a pasear a Freud, su adorado golden retriever. Sin embargo, la idílica relación entre Jodi y Todd parece tener algún punto vulnerable. Aunque ninguno de los dos sea consciente de ello, ciertos hechos amenazan con trastocar su apacible existencia. Y cuando por fin Jodi reconoce que su vida se está yendo a pique, la sensación de haberlo perdido todo se apodera de ella y un abismo de sombrías posibilidades se abre ante sus ojos.
Narrada en capítulos que alternan las perspectivas de los dos protagonistas, La mujer de un solo hombre es una inquietante indagación en la fragilidad de una pareja, pero también, y sobre todo, una historia de suspense que mantiene al lector en vilo hasta el último y definitivo impacto.