Hoy he dejado la fábrica es un volumen que apela a nuestros miedos más antiguos, como toda la obra de Monteagudo. Porque «apela al desconocido que nos sigue cuando subimos la escalera, a lo que puede estar pasando en la habitación contigua, cuando se apagan las luces. Y, como ocurre en este libro, la amenaza está en la mueca de un transeúnte, o en el carácter duro y fiero de un compañero de trabajo, o en la posible traición, en el deterioro y la pérdida», escribe Lilian Neuman. Un libro de relatos que nos hablan de la vida y de sus mecanismos insobornables, de nuestras propias vidas, nos interpelan y nos obligan a enfrentarnos a quienes somos y quienes hemos sido.