Una novela de culto sobre el abuso emocional que ha fascinado a los hipsters de medio mundo.
Imagina que existiera un libro en el que Holden Caufield fuera alcohólico y Lolita, ayudante de fotografía. Que se conocieran en una ciudad espectacular, pongamos que en la Gran Manzana. Él queda cegado de amor. Ella, de ambición. Diario de un ladrón de oxígeno es una novela a tumba abierta que te hará reír y te partirá el corazón. Pero sobre todo es un recuento minucioso de las cosas que nos hacemos unos a otros y de las que permitimos que nos hagan.
Tras ser varios años un secreto a voces entre la gente conectada de Nueva York, en forma de volumen autoeditado y vendido bajo mano en las esquinas del Soho y Williamsburg, el Diario de un ladrón de oxígeno explotó en 2016 y empezó su particular guerra mundial. Ahora llega en tu idioma.
Reseñas:
«Retorcida, ambiciosa y digna de encomio.»
New York Magazine
«Un gran libro. ¡Me encantó!»
Junot Díaz
«Con un estilo hiperrealista y un más que probable origen autobiográfico, este éxito del boca oreja sobre un hombre que hiere a tantas mujeres es fascinador y extrañamente febril.»
The Guardian
«Enigmático y polémico libro cuya autoría sigue siendo todavía un misterio, [...] Diario de un ladrón de oxígeno no debe leerse como la historia de una excepcionalidad andante, sino como una vivisección de nuestra masculinidad hegemónica. [...] convertido en ambiguo objeto de culto, su lectura tiene la virtud de generar cierto espíritu de comunión entre los lectores, pues como si de un rito sacrificial se tratara, entrar en él, y asomarse a lo abisal de su relato, implica participar de una transgresión común.»
Eduald Espluga, PlayGround
«Un libro provocador que ha fascinado a la comunidad hípster de Estados Unidos y se ha convertido en un referente de la escena artística neoyorkina.»
Santi Hurtado, Alta Fidelidad
«[...]La voz en primera persona sin firma en la tapa del libro convierte Diario de un ladrón de oxígeno (Reservoir Books) en una bomba contra los prejuicios del lector, aunque no tiene ánimo de contradecirlos.»
Pelo H. Riaño, El Español