«Mamá tenía en los labios aquel perfume a muerte cuando venía a arroparme por las noches. Mamá nunca ocultó a sus amantes, y el desfile permanente de especímenes improbables le daba a nuestra casa un aire de barraca de feria. Mamá no podía evitar liarla parda por donde quiera que fuese. Era como Daryl Hannah en Splash, una mujer-pez absurda y admirable, incapaz de saber vivir, descascarillándose por bloques enteros.»
Parisina y burguesa de adopción, maníaco-depresiva, bailarina a pesar de su cojera, esposa libertina de marido aún más disoluto, Catherine Cremnitz fue, antes que nada, madre. Un verdadero «madremoto» arrollador para sus dos hijas, Elsa y Violaine, a quienes quiso con una ferocidad extrema, la misma con la que amó y trató de enderezar su vida tantas veces.
Ambientada en el París más chic de los años ochenta y noventa, Fugitiva y reinaes un homenaje póstumo de una de sus hijas a su madre. Un texto crudo y hermoso, salpicado de humor negro, para exorcizar demonios y sobrellevar una culpa infantil y profunda: la de no haber logrado mantener a su madre con vida.