Jasper tiene trece años y no es como los otros chicos de su edad. Su sinestesia pinta su mundo en colores fantásticos específicos para cada sonido y palabra que escucha. Palabras, números, música, días de la semana, voces de personas: todo tiene color único. Además Jasper padece ceguera facial, que le impide reconocer la cara de nadie.
Pero Jasper ha visto un nuevo color, uno que nunca ha visto antes: el color del asesinato. Convencido de que ha hecho algo terrible, Jasper decide volver a visitar los sitios y acontecimientos de los últimos meses y contar la historia de su relación con su problemática nueva vecina, Bee Larkham. Mientras Jasper lucha por desenredar el nudo de recuerdos y colores que lo llevarán a la verdad, parece que hay alguien allá afuera decidido a detenerlo.