Segunda edición
«A los dieciocho años era tan filósofo como lo seré siempre. Un anarquista de corazón, un espíritu no gregario, un independiente y un filibustero. Amistades sólidas, odios sólidos, desprecio de todo lo tibio, de toda componenda.»
Con estas palabras se define Miller a sí mismo, y es con este espíritu como se dispone a emprender un largo viaje por Estados Unidos y escribir un libro, después de haber vivido diez años en París. Su país es “magnífico” pero “terrible” a la vez porque en ninguna parte como ahí el divorcio entre el hombre y la naturaleza resulta tan flagrante. Los ideales democráticos de libertad se han esfumado, el hombre del Norte se ha convertido en un ser ávido de dinero, las industrias explotan a sus trabajadores y contaminan el ambiente, y la cultura es menospreciada. Solo en el Sur se capta el perfume de un tiempo menos acelerado y se conocen algunos raros individuos que representan el pensamiento añorado por Miller de la vida opuesta a la mecanización de la mente y el alma.