“Escribí estos relatos con un doble objetivo en mente. De un lado, quería que las piezas integraran un libro que tuviera lo que a menudo se espera de un volumen de cuentos: textos independientes que se pueden disfrutar en cualquier orden sin que eso afecte el sentido general del conjunto. Pero, de otro lado, yo quería que el libro tuviera una continuidad y una unidad esencial, como si fuera una novela con siete capítulos. [Por eso a lo largo de estas] historias aparece un mismo personaje principal que, con nombre o sin él, vemos en siete momentos de su vida, quizá los más importantes de su formación como persona. Son instantes definitivos, experiencias dulces o amargas que imparten golpes y lecciones que jamás se olvidan.” DEL PRÓLOGO DE JUAN CARLOS BOTERO