En el año 1838, quincuagésimo aniversario del establecimiento de la colonia inglesa de Nueva Gales de Sur, en Sídney se vivió una especie de boom literario. Una de las novelas que se publicaron en esa época no pretendía, sin embargo, aprovechar la coyuntura, aunque su autor utilizó el pseudónimo nacionalista «Novelista de Australia». Se trataba de El tutor, no solo la primera novela que se imprimió en Sídney, sino también en todo el continente australiano… y además la primera novela, como se supo más tarde, ya en los años sesenta del siglo xx, escrita en Australia por una mujer”.
Así empieza el prólogo de la profesora Elizabeth Webby, de la Universidad de Sidney, sobre El tutor y el aura de misterio que envuelve a su autora, la irlandesa Anna Maria Bunn, que emigró a Australia con 19 años y se quedó viuda con tan solo 27. Las motivaciones de su vocación literaria todavía hoy resultan confusas, pero lo que sí sabemos es que, situándose ella misma en la sombra, escribió una novela a la altura de la mejor Jane Austen.
La pasión insatisfecha de la huérfana Jessie Errol por su tutor, Sir Charles Vereker, articula una trama que tiene como tercera protagonista a la correspondencia. Las cartas cargadas de ironía y segundas interpretaciones, al más puro estilo de Las amistades peligrosas , entre Jessie y su amiga Clara conducen a la primera a adoptar un cúmulo de decisiones equivocadas.