La vida de Mina Loy es tan novelesca como legendaria. Nacida en la Inglaterra victoriana y fallecida en Norteamérica, en la década de 1960, sufrió dos guerras, vivió en tres continentes y en las ciudades más hermosas, de Nueva York a París pasando por México, se codeó con todas las escuelas de la modernidad, desde el futurismo hasta el feminismo, conoció, a veces amó, a los grandes genios de su tiempo, Marcel Duchamp, Djuna Barnes, Joyce, Freud o Picabia. Habiéndose casado joven con un hombre sin cualidades, se enamoró perdidamente del poeta y boxeador Arthur Cravan, al que siguió, en plena Primera Guerra Mundial, hasta México, donde desapareció en el mar. Tuvo cuatro hijos, dos de los cuales murieron sin que llegara a conocerlos de verdad. Cosmopolita, intrépida y tan solitaria como libre, fue poeta, pintora, intelectual y ensayista, pero, ante todo, aventurera.
Mathieu Terence, con un estilo sensible y poderoso, escribe por primera vez su leyenda y nos brinda no una biografía, sino un relato trepidante en el que descubrimos la vida excepcional de esta mujer singular.