Tras su breve paso por el gobierno de Betulia, Marta Chacras se ha convertido por fin en la delegada de su clase y delegada de curso (elegida democráticamente, por supuesto). Sin embargo, sus obligaciones no acaban ahí, porque ahora es su madre la que gobierna el país y eso implica mogollón de protocolos. Marta solo quiere que le dejen ser una chica de trece años con muchas ganas de divertirse, pero para defender ese derecho va a liar una auténtica revolución.