Si pensamos en una imagen que simbolice la creación artística de Japón, sin duda nos vendrá a la cabeza, aunque desconozcamos el nombre del autor, la estampa de una ola azul que se alza y, en su movimiento, crea el marco para una montaña mítica, el monte Fuji.
Esta imagen, La gran ola de Kanagawa, la creó en torno a 1830 un septuagenario: para entonces llevaba más de medio siglo experimentando técnicas y estilos y había producido treinta mil pinturas, bocetos y dibujos para grabados.
Katsushika Hokusai nació en 1760 y vivió en el Periodo Edo, el tiempo de los shogunes. La época, quizás la más asombrosa en la historia de Japón, comenzó en 1603 y se extendió hasta 1868, con el inicio de la era Meiji. El clan dominante –la poderosa familia Tokugawa– decretó el cierre del archipiélago al exterior y condujo al país a un hermetismo sin parangón. Este aislamiento propició el desarrollo de costumbres distintas a las del resto del mundo.
De esa época proceden algunas de las creaciones culturales más originales de Japón, como el teatro kabuki y el grabado ukiyo-e. Y también, algunas de las tradiciones más célebres –y estereotipadas y mal contadas– como el mundo de las geishas.
¿Qué papel tenía la mujer en ese mundo? ¿Qué supuso el ascenso social de la nueva clase urbana? ¿Cuándo perdieron los samuráis sus privilegios?
En este libro nos introducimos de lleno en el Japón del Periodo Edo. Un fascinante viaje a una época remota para conocer al artista que firmaba como Hokusai, y lo que hay de cierto y de mito en las costumbres y protagonistas de un tiempo y una cultura irrepetibles.