Sherlock Holmes, a quien tanto llegó a odiar Conan Doyle, su creador, hasta el extremo de matarlo y verse obligado a resucitarlo debido a la presión de los lectores y de su madre, vuelve aquí a los tenebrosos y húmedos escenarios del Londres del hampa y del crimen. En estas nuevas espléndidas y trepidantes aventuras apócrifas, narradas con nervio, probablemente, por dos escritores alemanes admiradores del famoso detective, el lector verá a este en plena acción, aplicando su lógica deductiva para resolver con brillantez los casos que se le ofrecen, y —esto es quizá lo más novedoso de estos relatos— más empático que el original y con sentimiento paternalista hacia su joven ayudante Harry Taxon.
Como dice David Felipe Arranz en su prólogo: «A Kurt Matull y Matthias Blank hay que verlos en su contexto, devolverles su personalidad, la firma que ellos mismos se negaron en vida. Creemos que sí representan un universo editorial de carácter popular que merece la pena recuperarse, además de ofrecernos un panorama del mundo siempre sorprendente y novelesco de las imitaciones, máxime el del arranque del siglo XX, la centuria bélica en cuya primera mitad se perdió el rastro de estos dos prolíficos pícaros que, quién podría negarlo, manejaban la pluma mejor que muchos colegas de su tiempo… y del nuestro».