Las páginas que conforman Inglaterra están llenas de encuentros, pero sobre todo están llenas de despedidas. Historias independientes, y sin embargo interconectadas por un espacio físico compartido —un pueblo de la costa cantábrica llamado Pobeña—, tienen siempre como telón de fondo aquel barco y aquel destino —el Habana y North Stoneham en 1937— que marcaron para siempre la vida de una generación.
Con influencias que van de Chéjov a Alice Munro pasando por Raymond Carver, del neorrealismo italiano menos tremendo, como Amarcord o Umberto D., al álbum Barrio de Carlos Giménez, esta colección de relatos —continuación, de alguna manera, de Pobeñeses— son retazos de vida de gente «sencilla», recuerdos que no son biografías, sino destellos de variada duración e intensidad, más parecidos a las tomas en super-8 que a las películas, historias que retratan un universo íntimo: amistades, amores, familia. En definitiva, un libro en el que no hay grandes aventuras pero en el que pasan muchas cosas, como en todas las vidas a lo largo del tiempo.