Este libro que el lector tiene en sus manos contiene una visión del mundo de la Justicia a través de todos los relatos posibles; el siglo XX en estado puro, sin respetar límites temporales. Con un ritmo trepidante, con precisión y anarquía, la obra rompe todos los moldes de la vida de los tribunales, sus miedos, ilusiones y expectativas. Tras una larga carrera en el ejercicio de la profesión de abogado desde su manifestación más esencial y auténtica, el turno de oficio, hasta las más altas esferas de los servicios litigiosos de la gran empresa, para finalmente recalar en la carrera Fiscal -donde vive el oficio público como haría un médico de pueblo, entregado al contacto con la ciudadanía y reflexionando sobre los aspectos más reservados de nuestra antropología-, el autor nos contagia su pasión por su propio mundo profesional. Con el firme soporte de su inmenso bagaje de lecturas y referencias –también a la ficción, con un apasionante recorrido por la cinematografía y la literatura judicial-, nos introduce a los más polémicos abogados de América, Clarence Darrow, Johnnie Cochran, Lee Bailey, Dershowitz; de Inglaterra, Marshall Hall; de Francia, Isorni, Dupond-Moretti; o de España, como Pedrol Rius, Cobo del Rosal y muchos más. Un “río que nos lleva”, donde la única barrera que existe en la Justicia universal -el idioma- se rompe para identificar el oficio de impartir justicia con parámetros enigmáticamente idénticos.