La política, ¿tiene por función buscar consensos y normas generales para resolver las diferencias de intereses o visiones? ¿O más bien, como en el caso del arte y la filosofía, tiene que ver con el desacuerdo, la pluralidad irreductible de perspectivas y las diferencias inconciliables?
El pensamiento político de Lyotard se sitúa en el campo de fuerzas de lo que denominaba el différend, es decir, las disputas entre dos o más partes que se enfrentan en juegos de lenguaje diferentes –diferencias que no se pueden resolver recorriendo a unos supuestos universales, compartidos y fundamentados. Y, sin embargo, hay que intentar siempre tender puentes en el archipiélago que es la sociedad.