Las últimas décadas han puesto de manifiesto hasta qué punto interesan los márgenes de la literatura si queremos verdaderamente entender su origen, el restringido grupo de obras que conforman el canon. El desafío que afrontamos en estos momentos radica en la ampliación de nuestro punto de vista: la literatura ha canalizado la respuesta de la sociedad europea (y no sólo de la europea) cuando se ha enfrentado a las dificultades de su historia. Entender capitalmente su funcionalidad, su utilidad (quizás esta palabra, desde el momento en que se la cuestiona, sea la clave de nuestras dudas actuales) pasa por la investigación de las inquietudes que la incitaron y de las respuestas que provocaron. En otros términos, la dimensión pragmática de la literatura puede ayudarnos a entender y a conservar el papel primordial que ha ocupado desde que el hombre aprendió la magia de la palabra y la eficacia de la escritura.