Al comprar una casa en la isla de Hidra, la escritora Charmian Clift cumplió un sueño largamente acariciado: echar raíces en un puertecito de aguas cristalinas, luz cegadora y costumbres sencillas, lo más parecido a un paraíso en miniatura. Allí, Clift y su marido pronto ocuparon el centro de una comunidad de artistas y bohemios, soñadores y vagabundos que buscaban en Grecia una vida barata y sin ataduras, consagrada a la creación o a la vagancia. Entre ellos destacaría un todavía desconocido Leonard Cohen, al que el matrimonio acogió e inspiró con su ejemplo. Pero, como todo paraíso terrenal, el de Clift tenía un precio. Los días se le iban en poner coto al caos doméstico y en cuidar de sus tres hijos, los ingresos que generaban los derechos de autor eran exiguos, y las tabernas y el alcohol eran una distracción constante. Después de los pobres creativos llegaron los ricos y sus yates, y un buen día una legión de norteamericanos desembarcó en Hidra para rodar una película de Hollywood. Aquel rincón idílico se había convertido en una isla chic.
Los buscadores de loto es la crónica apasionante del nacimiento y la disolución de una utopía, de una época efervescente en la que Hidra fue un laboratorio social y artístico en el que experimentar con formas de vida distintas, antes de que el turismo y la modernidad más ramplona interrumpieran un sueño que parecía eterno.
La crítica ha dicho...
«Bebían y escribían más que nadie, se enfermaban y se curaban más que nadie, maldecían y bendecían más que nadie, y eran de lejos los más solidarios. Fueron una fuente de inspiración.» Leonard Cohen
«Prosa auténtica, austera, llena de detalles y repleta de vida.» Diego Gándara, La Razón
«La voz de Charmian Clift tiene un encanto y una viveza muy peculiares.» Ignacio Echevarría, El Cultural
«Un libro acompañado por un aura de clásico de la literatura de viajes.» Use Lahoz, El ojo crítico
«Bello y desafiante.» Toni Montesinos, Cultura/s
«Me gusta (muchísimo) Los buscadores de loto por la mirada de Clift y por su versatilidad.» Aloma Rodríguez, abril
«Nos hace enamorarnos de la vida en marchas cortas y a velocidad de crucero.» La Voz de Galicia