En Garcetas blancas, Derek Walcott trata los temas distintivos de su carrera: el complejo legado colonial del Caribe, su amor por la tradición literaria occidental, la sabiduría que llega con el paso del tiempo, las siempre extrañas alegrías del nuevo amor y, a veces, la aterradora belleza del mundo natural, con una intensidad y un impulso que recuerdan su obra más grande. A través de la fascinante repetición de temas e imágenes, Walcott amplía las posibilidades de la rima y la métrica, la forma poética y el lenguaje.
«Walcott no es un tradicionalista ni un vanguardista. Ninguno de los "ismos" a mano sirve para definirlo. Sucede simplemente que ha absorbido todos los estilos que el norte podía ofrecer: ahora se sostiene por su propio pie, y en gran forma. Es el mejor poeta en lengua inglesa». Joseph Brodsky