En La herencia de los Ferramonti se describe el proceso de descomposición de una familia de la pequeña burguesía romana, cuyo cabeza de familia, un panadero que ha acumulado una fortuna, se rebela contra sus hijos tanto como ellos se rebelan contra él. Harto de sus veleidades y disipaciones, desengañado al ver que ninguno quiere seguir con el negocio del «arte blanco», el viejo Gregorio Ferramonti los aparta de su lado y disfruta del insano placer de verlos torturarse bajo la amenaza de ser desheredados.
Chelli narra con maestría, sirviéndose de un nutrido coro de voces, una historia que aúna a la perfección acción y psicología y de la cual puede decirse, sin temor al tópico porque aquí es verdad, que tiene un ritmo trepidante.