El agua es madre, origina la vida, de ahí que sea el elemento que delimita la geografía de este poemario. En su memoria, el lector encuentra el anhelo: agua estancada en el deseo frustrado que busca una salida. Durante la maresía, el lector atraviesa el oleaje que despierta el amor, la pasión amorosa...
Por último, naufragando, el lector y la poetisa inician una búsqueda, un camino que pretende llegar a uno mismo, al hogar perdido.