Tartessos es un universo sonoro habitado por voces y ritmos, por silencios, coros y letanías que viajan a través del tiempo. La escritura fonética se entrelaza con un uso del castellano en el que la agramaticalidad se hace norma. La dimensión sonora y rítmica se convierte así en el medio fundamental, que expresa la naturaleza humana en su estado esencial. Es por esto que la extrañeza que produce toda la obra nos habla, sin embargo, de realidades cercanas, de las pasiones universales del hombre y las fuerzas que han ido tejiendo la historia, como la envidia, la sed de poder, la violencia, la traición o un deseo sexual, como el incesto, que se impone por encima de convenciones sociales.
Estos sonidos arcaicos y estos ritmos cíclicos, al igual que las emociones a las que dan cuerpo, nos remiten a un lugar desconocido, a un origen que por remoto no deja de estar presente. Tartessos narra la épica de una lucha, la posibilidad de otro origen para el hombre y para Europa, de un sueño que acabará anegado por las lluvias de los tiempos, y que no deja de repetirse.