Como en las grandes tragedias griegas, Macbeth conocerá su inevitable destino mediante una profecía. Tres misteriosas brujas le anuncian que llegará a ser rey de Escocia y que su compañero de armas, Banquo, será padre de reyes. El augurio despierta la ambición de Macbeth que, instigado por su esposa, planea y consuma el asesinato del buen rey Duncan para luego ocupar su lugar en el trono. Sin embargo, la inquietud por la posibilidad de perder el poder y los incipientes remordimientos por su atroz acto empiezan a torturar a Macbeth. Con unos personajes oscuros y una ambientación opresiva que raya la perfección, Macbeth no sólo es un hito del género dramático, sino también uno de los clásicos más tenebrosos de la literatura. «Entre todas las obras de Shakespeare, Macbeth es la que aborda más obsesivamente el tema del mal. Naturalmente, ya habían aparecido hombres malvados en obras de Shakespeare, pero en todos los casos el mal era una sombra en medio de la luz, junto al resplandor de Desdémona, Cordelia, Beatriz o el sufrimiento eterno de Tito y de Otelo. Aquí el mal es, por una vez y sin lugar a dudas, mayor, más fascinante, más eficaz que la pálida representación del bien». G. K. HUNTER